viernes, 9 de mayo de 2008

¿¿Qué te pasa Buenos Aires??

Ayer estuve de paseo en Buenos Aires, y volví amando más que nunca a mi pequeña ciudad.

¿Por qué? Apenas salí de la terminal de ómnibus, la primera prueba. Sé que tal vez estén acostumbrados y no lo noten, pero sepanlo: ¡el aire de Capital es irrespirable! Es horrible, además está el olor de los vendedores de praliné cuando se les quema el maní y el olor del subte. Este es -lejos- el peor de todos; apenas ponés un pie en el escalón, un olor a humedad y vaya dios a saber qué otras sustancias te inunda los pulmones y te revuelve el estómago como una montaña rusa de olores... ¡es peor que una cloaca!
Como si el "buen aire" que se respira fuera poco, están los porteños y su "simpatía" -favor de notar el uso de comillas-. Todos andan con la cara rabiosa como si fueran derecho a agarrarte del cuello, ¡todo el mundo enojado y de mal humor! ¿¿Dónde están las viejitas que salen a comprar el pan y te saludan?? ¿Los viejitos simpáticos sentados en la plaza cuidando a sus nietos? Mientras caminaba buscaba los carteles que decian "Prohíbido sonreir, grandes multas", pero no los encontré por ningun lado. Viajando en el subte hasta me sentía mal por mi felicidad cuando veía sus caras... ¡como si fuese un velorio y yo una desubicada contando chistes! Así que ponía cara de malestar y me quedaba calladita.

Gracias Buenos Aires, mientras más te conozco, menos me gustás.
No entiendo cómo a alguien puede gustarle vivir en ese infierno.


Terminé a las 4 de la tarde con ganas de robarme una silla de ruedas... ¡mis pobres pies ya no reaccionaban! Ay, pero que paraíso de libros ese lugar... mañana cuento sobre lo que vi en la Feria y una de mis brillantes adquisiciones que engrandecen mi biblioteca :D




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